Gálatas 5:22
Mas el fruto del Espíritu
es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley.
Hay oposición
entre tinieblas y luz. Entre caos y orden, entre multiplicidad y unidad.
Hay oposición entre
las obras de la carne y el fruto del Espíritu.
En este texto se
presenta un orden del mundo moral que
el Espíritu de Dios crea.
Tres grupos de
tres virtudes forman el fruto del
Espíritu.
La unidad queda
clara por el hecho de que el Apóstol dice «fruto», en singular, y no habla de
frutos.
La vida moral del
cristiano es, en realidad, muy sencilla: servir
por amor.
En el amor a los
demás es donde primero sale a luz y madura la acción del Espíritu. Es un fruto
visible.
En el Espíritu, el
amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones. En el amor, la fe pasa a
la acción.
Toda obra de un
cristiano, en la medida en que no sea una obra «carnal», debe tener este amor, como fruto del Espíritu.
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