Ezequiel 47:5
Midió otros mil,
y era ya un río
que yo no podía pasar,
porque las aguas habían crecido de manera que el río no
se podía
pasar sino a nado.
El profeta Ezequiel vio las
aguas que salían del Santuario y de la Puerta para inundar a las naciones. El
derramamiento fue progresivo y geométrico.
Vas a tener que cambiar tu
habilidad, en las aguas profundas ya no se puede caminar, ni medir la acción
del Espíritu, sólo puedes seguir a nado. Vienen aguas profundas, aguas sin límites
humanos.
Pero, debes cambiar las
estructuras humanas, dejar el caminar lento y los límites que le hemos al
Espíritu de Dios.
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