Deuteronomio
28:12
Te abrirá
Jehová su buen tesoro,
el cielo,
para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo,
y para
bendecir toda obra de tus manos.
Y
prestarás a muchas naciones,
y tú no
pedirás prestado.
La abundancia que llegaba con las oportunas lluvias
tempranas y tardías fue uno de los medios principales por los cuales la tierra del
pueblo escogido era tan extraordinariamente fructífera.
En este capítulo encontramos una exposición detallada de la
bendición y la maldición.
Son cosas reales que tienen efectos reales.
Aquí las bendiciones son puestas antes que las maldiciones,
porque Dios es lento para la ira, pero rápido para mostrar misericordia.
A Dios le gusta bendecir.
Pero, la bendición es prometida con la condición de que obedezcan
a su voz.
Tenían que esforzarse en conservar la ley, su forma y
poder, en sus familias y su nación, entonces la providencia de Dios prosperaría
todas sus preocupaciones externas.
Si haces lo mismo, tú prestarás a muchas gentes, y no pedirás
prestado, es decir, Dios te pondrá en superabundancia para que seas capaz de ayudar
a otros.
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