Mateo 5.3
Bienaventurados los pobres en espíritu porque de
ellos es el reino de los cielos
Las promesas de las bienaventuranzas tienen dos etapas: una en el presente y otra en el futuro, una
incompleta y otra perfecta.
Pobre hombre no significa lo
mismo que hombre
pobre.
Los pobres en el A.T. son designados como los oprimidos, los afligidos, los miserables y “los necesitados”,
literalmente los “pobres” y “hambrientos”.
Pero, los pobres en espíritu “son los necesitados” de Dios. Sin que existan evidencias referentes a su situación económica, es un estado mental. “Sumisos”,
“mansos”, “humildes adentro”,
no a circunstancias exteriores.
Absolutamente indigente, sin nada.
“En espíritu”, en su más íntima
conciencia se dan cuenta de su completa necesidad. Este modesto sentimiento, de
que “ante Dios estamos carentes de todo”, se halla en la base de toda
excelencia espiritual, de acuerdo con las enseñanzas de las Escrituras.
Primero, debes tener convicción mental de tu pobreza espiritual para acceder a las riquezas de Cristo y ser aptos y estar en
condiciones de recibir toda provisión espiritual.
Apoc. 3:17
Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa
tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre,
ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en
fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra
la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
¡Bendita la persona que es consciente de su total desamparo espiritual, y que pone toda su confianza en Dios!