martes, 29 de enero de 2013

Hombre muerto


Romanos 7:9
Y yo sin la ley vivía en un tiempo;
pero venido el mandamiento,
el pecado revivió y yo morí.

En los días de nuestra ignorancia, siendo religiosos, cuando éramos, en este sentido ajenos a la ley, nos creíamos hombres y mujeres justos, y como tales, nos creíamos con derecho a la vida que Dios nos había dado.

Pero una vez venido el mandamiento; es decir conocido el mandamiento que prohíbe todo deseo ilícito; el pecado revivió.

Es decir en su malignidad y fuerza, el pecado repentinamente se reveló como si resucitara de la muerte y nos mató.

Pablo dice: “y yo morí“, es decir, se vio hombre muerto, a los ojos de la ley que no guardó y que no se puede guardar por la fuerza ni por las reglas.

Sólo el Espíritu produce esa disposición en nuestro interior


No hay comentarios:

Publicar un comentario