viernes, 29 de agosto de 2008

Empecinados en ser un mono

En el campo de las ideas, nuestra sociedad está atravesando algunos momentos muy peligrosos.

Podríamos explicar lo que está pasando en algunas áreas con la siguiente ilustración:

Alguien va cayendo desde un noveno piso y como recién pasa por el sexto, cree que está bien.

¿Por qué decimos esto? Porque, por ejemplo, el llamado humanismo engaña a la comunidad intelectual con espejitos de colores como la falsa filosofía denominada evolución de Darwin.

Teoría que llegó a ser un éxito instantáneo porque, entre otras cosas, le pusieron un marco de ciencia verosímil alrededor de un mito que ya venía gestándose como real.

Fue así, que muchos creativos científicos pudieron producir artificialmente y como un hábil truco de ilusionismo un modelo del mitológico eslabón perdido que, señoras y señores, no es nada menos que un burda mentira.

En consecuencia, como el truquito de armar con pedazos de huesos una "venta de buzón" les salió fenomenal la dejaron en los libros de texto como si fuera verdad. Porque a pesar de que esta teoría fue reconocida como falsa, nadie les dijo nada, es decir, todos se tragaron como un sapo la brasa encendida aceptándola sin cuestionamientos.

Es así, que a todos nos siguen enseñando esta falacia mientras se espera que algún día, algún "iluminado" como ese engañador Darwin encuentre "mejores pruebas" para comprobar esta mentirosa teoría. ¡No importa cuánto esperemos, podrían ser varios miles de años!

Las probabilidades de la evolución fortuita se ha comparado como si la explosión en una imprenta produjera un libro encuadernado y perfectamente escrito: Imposible.
Si es ciencia tiene que comprobarse científicamente.
Como no se puede comprobar, nunca fue verdad.
Entonces, si no es verdad, es una mentira.

También es imposible de creer que teniendo semejante cantidad de pruebas inexistentes todavía haya científicos, intelectuales, filósofos y demás que se sigan obstinando en creer que descienden del mono, aunque muchos mirándose al espejo no le queden dudas.

Queda por concluir que entonces con la evolución estamos asistiendo no a la explicación de los orígenes sino a una filosofía social, una forma de ver la vida. Se trata de ver a los hombres simplemente como una forma un poquito más elevada que los animales.

Con este empecinamiento, en nuestras ideas aparece clara la tendencia de elegir, preferir y creer que el hombre es un mono evolucionado.
Esto ya es parte de nuestra cultura. Y, a esto, también hay que darlo vuelta.

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