martes, 18 de febrero de 2014

El poder de atar al hombre fuerte

Lucas 11:21 y 22 
Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín. 

 Jesús nos enseña que el fuerte es Satanás y está armado con todos los métodos sútiles y variados que te puedas imaginar, y otros que ni siquiera te imaginas para tenerte engañado en opresión. Con esas armas ejerce su poder siniestro sobre los hombres. 

 Satanás con esas armas es fuerte y, así, custodia el corazón, el atrio, la casa, su territorio. Y, no sólo eso, el hombre fuerte está en paz, nadie lo molesta, está seguro en su posesión. Hasta que viene otro más fuerte que él: Cristo, que aplastó la cabeza de la serpiente. 

 Cristo vence al hombre fuerte y le quita todas sus armas, “su armadura completa. Le saca todos los medios que emplearía para recuperar su poder perdido. Lo deja totalmente derrotado y desarmado. Lo deja vencido y despojado. 

 Esto es lo que completa el triunfo y asegura la derrota final del reino de las tinieblas. Satanás es desalojado por Cristo, y así halla, en todos sus ataques futuros, ocupada ya la casa.