Isaías 64:6
Si bien todos nosotros somos como suciedad,
y todas nuestras justicias como trapo de
inmundicia;
y caímos
todos nosotros como la hoja,
y nuestras maldades nos llevaron como viento.
El profeta se refiere con el término suciedad
a la impureza entendida según la ley.
Por ejemplo, los leprosos.
Es así, que al estar separado de Dios todo
lo que hagas, cada acto en particular, hasta
a las oraciones y alabanzas son nada, mejor dicho como trapo de inmundicia, que se refiere al paño de la menstruosa.
Esto es aplicable a todos los que están separados
actualmente de la congregación de los santos, por su incredulidad, por no estar
regenerados y por los juicios de Dios.
Sólo por Cristo podemos
salir de ese estado de inmundicia y volvernos justicia de Dios.
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