martes, 1 de mayo de 2012

La tarea del Evangelio

Juan 3:3 
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

La tarea del Evangelio no consiste en producir nuevas condiciones de vida, aunque el peso y la voz de la Iglesia deben estar detrás de todos los esfuerzos para hacerles la vida mejor a los hombres.

Sin embargo, su verdadera tarea es producir hombres nuevos; con hombres nuevos, las nuevas condiciones de vida surgirán. Hombres y mujeres nuevas, a través del poder del Espíritu Santo. Esa es la tarea.

En el capítulo tres de Juan, tenemos tres grandes concepciones gemelas: entrar en el Reino de los Cielos, llegar a ser hijos de Dios y participar de la vida eterna.

Las tres dependen y son productos de la obediencia perfecta a la voluntad de Dios.

Aquí es donde se introduce la idea del nuevo nacimiento: es lo que enlaza y armoniza estas tres concepciones.

Está claro que, tal como somos y dependiendo de nuestras fuerzas somos absolutamente incapaces de rendir a Dios esa perfecta obediencia; sólo cuando la gracia de Dios llega a tomar posesión de nosotros y nos cambia podemos darle a Dios la reverencia y la devoción que le debemos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario