Gálatas 4:4
Pero
cuando vino el cumplimiento del tiempo,
Dios
envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley.
Las cosas correctas se hacen en el tiempo
correcto.
El Padre esperó el tiempo adecuado para
enviar a su hijo,
Jesús esperó el tiempo preciso para morir
en la cruz;
El Espíritu Santo esperó su tiempo
para derramarse en el día de Pentecostés;
Abraham, José, Moisés, David, y tantos héroes
de la fe esperaron su tiempo.
Nosotros también debemos esperar nuestro tiempo.
Apurarnos no es bueno; retrasarnos tampoco.
Dios tiene un propósito y planes para ti;
pero también tiene tiempos para cumplir esos planes.
No te quejes, ni le eches la culpa por tu
fracaso al lugar donde naciste, o a tu barrio, o a tu familia.
El contexto no es un pretexto porque
ninguna circunstancia te puede alejar de los planes que Él tiene para ti.
Tú naciste como un propósito de Dios, y no importa el lugar donde
naciste, cómo naciste y de quién naciste.
Dios es el que empezó en ti la buena obra
y la va a perfeccionar.
Lo que Jesús comienza como bueno, lo
termina como perfecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario