lunes, 16 de septiembre de 2013

Creciendo en palabras, creciendo en fe

El poder que tienen las palabras parte VI - PALABRAS DE FE
Creciendo en palabras, creciendo en fe

Mateo 14.28
28 Pedro le contestó:
Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas.
29 Ven, le respondió.
Pedro entonces saltó de la barca y, caminando sobre las aguas, fue hacia Jesús.
30 Pero, viendo el viento que había, tuvo miedo, y al comenzar a hundirse, lanzó un grito: ¡Señor, sálvame!
31 Inmediatamente Jesús extendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?


Esto sucedió a la cuarta vigilia de la noche, de 3 a 6 A.M.

Este pasaje, únicamente está en San Mateo.

Palabras de fe.

Note que Pedro dirige la palabra a Jesús con el título soberano: “Señor”.

Pedro ha entendido. “Si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas”.

Aquí los sucesos se concentran por completo en Pedro. Habla y procede en representación de los demás. Los demás están temblando de miedo en la barca.

Aquí Pedro todavía es más, es un ejemplo de los creyentes y el modelo de todos ellos.

El modelo de la fe de Pedro. Modelo para los creyentes. En esta escena se hace patente de una manera dramática lo que significa creer.

La percepción de la frase soberana: "Soy yo", llama al hombre y lo atrae.

Luego el desea ir a él y estar con él.

Cuando sabes quién es Jesús, comienzas a creer. Los pasos sin riesgo, sostenidos por la confianza y el amor, sobre los abismos.

Pero de pronto, la mirada en el viento, en las olas.

Viene el desfallecimiento de la confianza y el decaimiento momentáneo de la fuerza.

Si desfallece la confianza, aunque solamente sea un poco, el hombre tiene súbitamente la sensación del peligro de fuera.

También se puede decir a la inversa: si el hombre se deja impresionar por los peligros, inmediatamente se desmorona la confianza. Se convierte en presa de fuerzas que amenazan, si no recurre a la única mano salvadora, la del maestro.

Aquí hay confianza y fe, pero todavía son "pequeñas".

No puede quedar ni reservarse ningún residuo, sólo sostiene la fe incondicional. La FE que salva.

32
Y cuando subieron los dos a la barca,
el viento se calmó.
33 Los que estaban en la barca se postraron ante él, exclamando:
Realmente, eres Hijo de Dios.

Jesús sube a la barca y en el acto el viento violento se calma.

No hay orden. La presencia sola de Jesús sosiega y reprime los elementos excitados.

Los discípulos quedan sometidos y postrándose, confiesan:

Realmente, eres Hijo de Dios.

Nota los eventos:
1 - misterioso milagro de los panes en un lugar solitario,
2- el poder de Jesús para caminar sin riesgo sobre el agua,
3- sus palabras: "soy yo", y
4- la fácil salvación de Pedro

En la noche sobre la superficie del mar reconocen repentinamente a quién tienen ante sí.

Iuminación del conocimiento, la esplendorosa figura del maestro brillando súbitamente ante ellos en la obscuridad.

Más allá de las reflexiones de la inteligencia, de los argumentos, de la interrogación crítica y de la confianza perpleja, brota lo más profundo que los discípulos pueden llegar a experimentar: el Hijo de Dios está entre ellos.

Rhema:

No hay esperanza, no hay salida, nadie te puede ayudar. Sólo Jesús.

Los que están caminando en fe y se empiezan a hundir, van a salir a flote. Sólo clama, Él está.





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