El poder que tienen las palabras parte VI -
PALABRAS DE FE
Creciendo en palabras, creciendo en fe
Mateo 14.28
28 Pedro le contestó:
Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti
sobre las aguas.
29 Ven, le respondió.
Pedro entonces saltó de la barca y,
caminando sobre las aguas, fue hacia Jesús.
30 Pero, viendo el viento que había,
tuvo miedo, y al comenzar a hundirse, lanzó un grito: ¡Señor, sálvame!
31 Inmediatamente Jesús extendió la
mano y lo sostuvo, mientras le decía ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?
Esto sucedió a la cuarta vigilia de la noche, de 3 a 6 A .M.
Este pasaje, únicamente está en San Mateo.
Palabras de fe.
Note que Pedro dirige la palabra a Jesús con el
título soberano: “Señor”.
Pedro ha entendido. “Si eres tú, mándame ir hacia
ti sobre las aguas”.
Aquí los sucesos se concentran por completo en
Pedro. Habla y procede en
representación de los demás. Los demás están temblando de miedo en la barca.
Aquí
Pedro todavía es más, es un ejemplo de los creyentes y el modelo de todos
ellos.
El modelo de la fe de Pedro. Modelo para los creyentes.
En esta escena se hace patente de una manera dramática lo que significa creer.
La percepción de la frase soberana: "Soy yo", llama al hombre y lo
atrae.
Luego el desea ir a él y estar con él.
Cuando sabes quién es Jesús, comienzas a creer. Los
pasos sin riesgo, sostenidos por la confianza y el amor, sobre los abismos.
Pero de pronto, la mirada en el viento, en las
olas.
Viene el desfallecimiento
de la confianza y el decaimiento momentáneo de la fuerza.
Si desfallece la confianza, aunque solamente sea
un poco, el hombre tiene súbitamente la
sensación del peligro de fuera.
También se puede decir a la inversa: si el hombre
se deja impresionar por los peligros, inmediatamente se desmorona la confianza.
Se convierte en presa de fuerzas que
amenazan, si no recurre a la única mano salvadora, la del maestro.
Aquí
hay confianza y fe, pero todavía son "pequeñas".
No puede quedar ni reservarse ningún residuo,
sólo sostiene la fe incondicional. La FE que salva.
32
Y cuando subieron los dos a la barca,
el viento se calmó.
33 Los que estaban en la barca se
postraron ante él, exclamando:
Realmente, eres Hijo de Dios.
Jesús sube a la barca y en el acto el viento violento
se calma.
No hay orden. La presencia sola de Jesús sosiega
y reprime los elementos excitados.
Los discípulos quedan sometidos y postrándose,
confiesan:
Realmente, eres Hijo de Dios.
Nota los eventos:
1 - misterioso milagro de los panes en un lugar
solitario,
2- el poder de Jesús para caminar sin riesgo
sobre el agua,
3- sus palabras: "soy yo", y
4- la fácil salvación de Pedro
En la noche sobre la superficie del mar reconocen
repentinamente a quién tienen ante sí.
Iuminación
del conocimiento, la esplendorosa figura del maestro brillando
súbitamente ante ellos en la obscuridad.
Más allá de las reflexiones de la inteligencia,
de los argumentos, de la interrogación crítica y de la confianza perpleja,
brota lo más profundo que los discípulos pueden llegar a experimentar: el Hijo de Dios está entre ellos.
Rhema:
No hay esperanza, no hay salida, nadie te puede ayudar.
Sólo Jesús.
Los que están caminando en fe y se empiezan a hundir, van a salir a flote. Sólo
clama, Él está.
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