Mateo 6.9
"Padre nuestro que estás en los cielos..."
El cristianismo trae a la mente y al corazón de los
incrédulos: la certeza de que hay un
solo Dios.
Y eso es un alivio para los paganos porque viven en un mundo infectado de dioses celosos, tacaños y hostiles. Deben continuamente aplacarlos y no están seguros de agradarles siempre.
La consecuencia es que el pagano vive en terror «acorralado y
amenazado por lo que cree.
Pero cuando
descubren que el Dios al que Jesucristo nos ha venido a revelar tiene el nombre
y el corazón de Padre, eso trasforma completamente todas las cosas del mundo.
Un solo Dios.
Un único camino.
Un solo Padre.
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