"Pero tú, Jeremías, prepárate como para una
batalla;
ve y diles todo lo que yo te ordene.
No les tengas miedo, de modo que así yo no tenga
que atemorizarte ante ellos."
"Hoy te he puesto como ciudad amurallada,
como columna de hierro, como pared de bronce.
Es para que te enfrentes a todo el país, a todos
los reyes de Judá, a todos sus príncipes, a sus sacerdotes y a todos sus
habitantes."
"Ellos pelearán contra ti, pero no podrán derrotarte porque yo
estaré contigo para protegerte.
Es la decisión del Señor."
Jeremías 1.17 al 19
Prepárate para la guerra, hay guerra en el aire.
No contra seres humanos sino contra principados, potestades,
gobernadores de las tinieblas de este siglo, huestes espirituales de maldad que
operan en las regiones celestes.
Pero Dios te dice que te prepares y te levantes para
hablar las palabras que Él te da.
No tengas temor de los hombres. A Dios debes temerle.
Que nunca Dios sea tu enemigo.
Pobres enemigos. Los lanzará como a humo, los derretirá
como a cera.
Si tú te levantas a luchar por su Reino, Dios se
levantará contigo.
Desde el primer paso que des, Él estará a tu lado y la
guerra ya no será tuya: estará en sus manos.
Levántate ahora y deposita tu guerra en las manos de
Dios.
Pelearán contra
ti, pero no te vencerán.
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