miércoles, 28 de agosto de 2013

Lo que sé, hablo


1 Corintios 2:12 y 13 

Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo,
sino el Espíritu que proviene de Dios,
para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,
por lo cual también hablamos,
no con palabras enseñadas por sabiduría humana,
sino con las que enseña el Espíritu,
acomodando lo espiritual a lo espiritual.


Pablo diferencia entre los otros y nosotros.

Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, el espíritu malvado que ahora obra en los hijos de desobediencia. Este espíritu es natural en el no regenerado, y no necesita ser recibido, ya lo tiene.

Nosotros hemos recibido el Espíritu que es de Dios. Lo hemos recibido como un don de Dios, pues es su mismo Espíritu, así como nuestro espíritu es el espíritu que está en nosotros los hombres.

El objetivo es para que conozcamos lo que Dios nos ha dado. Tú preguntas ¿qué nos dio?

El actual conocimiento experimental, para tu indecible consuelo.
Sus profundos misterios llenos de sabiduría y de nuestra futura posesión de las buenas “cosas que ha preparado Dios para los que le aman”.


Pero, no sólo conocemos por el Espíritu Santo “las cosas que Dios nos ha dado abundantemente”, sino que también por él hablamos de las mismas.

Hablamos… con doctrina, las cosas que el Espíritu enseña, acomodando,  es decir, interpretando las inspiradas Escrituras del Antiguo Testamento, y comparándolas con el evangelio que Jesús por el mismo Espíritu reveló; y asimismo ilustrando los misterios del evangelio comparándolos con los tipos del Antiguo Testamento.

Hablamos explicando a los espirituales las cosas espirituales. Sólo los que son enseñados del Espíritu pueden comprender las verdades espirituales, aplicando las palabras espirituales a las cosas espirituales, lo que no haríamos si solamente usáramos palabras de buena sabiduría para explicar cosas espirituales.

Se compara, o acomoda lo espiritual con lo espiritual; se declara que las cosas espirituales se adaptan solamente a las personas espirituales, y también que las verdades espirituales se combinan solamente con palabras espirituales, no con palabras de humano saber.


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