viernes, 3 de enero de 2014

El Poder de obrar

Filipenses 2:13  
"porque Dios es el que en ustedes produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad".  

Dios es el que te anima a trabajar porque es Dios quien obra en ti.  El te da el poder de hacer eficientemente a fin de llevar a cabo su soberano propósito de gracia para contigo.

La voluntad y el poder para trabajar, que son las primeras cuotas de su gracia, te animan hoy a experimentar plenamente la salvación y a llevarla a feliz terminación.

La salvación que Jesús “obró” primero en ti, aún sigue obrando haciéndote capaz para desarrollarla. Porque tu voluntad nada hace sin la gracia; pero la gracia sigue inactiva sin tu voluntad. Paradójicamente y en distintos sentidos, eres enteramente activo y enteramente pasivo: Dios produciéndolo todo, y tú obrándolo todo. 

Lo que él produce son nuestros propios actos. No es que Dios haga una parte y nosotros lo demás. Dios lo hace todo, y nosotros lo hacemos todo. Dios es el solo autor propio, nosotros los únicos actores propios. 

Así que las mismas cosas en las Escrituras se representan como de Dios y de nosotros. Por ejemplo, Dios hace un corazón nuevo, y se nos ordena que nos hagamos un corazón nuevo; no meramente porque debamos usar los medios con miras de alcanzar el efecto, sino que el efecto mismo debe ser nuestro acto y nuestro deber.

No hay comentarios:

Publicar un comentario