miércoles, 6 de noviembre de 2013

Una Nación gobernada por palabras de la FE


1Re 18:41 
Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye.
1Re 18:42 
Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas.
1Re 18:43 
Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces.
1Re 18:44 
A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Vé, y dí a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje.
1Re 18:45 
Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia.(B) Y subiendo Acab, vino a Jezreel.
1Re 18:46 
Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel.

Stg 5:16  Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
Stg 5:17  Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.
Stg 5:18  Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.

La oración eficaz, la que produce milagros, no es un privilegio de unos pocos, como los apóstoles y los profetas. Todos los creyentes pueden orar con los mismos resultados. Cuando oramos, entonces oramos de acuerdo con la voluntad del Padre.

Esto es lo que hizo Elías.
1 Reyes 17 y 18 no habla tanto en cuanto a Elías «orando» sino proclamando lo que conocía como la palabra y voluntad de Dios.
Las únicas oraciones que son respondidas son las oraciones de acuerdo con la voluntad de Dios.
La intimidad con el Padre no sólo es la clave para la oración efectiva, es la esencia de la oración.
La combinación de autoridad e intimidad hace efectivas a nuestras oraciones.

Leí del cardiólogo Randolph C. Byrd del Hospital General de San Francisco dividió 400 pacientes cardíacos al azar en 2 grupos de 200. Más nadie, ni los pacientes ni el personal médico, sabían quién estaba en qué grupo. Un grupo de cristianos renacidos oraba por un grupo y nadie oró por el otro grupo. El grupo por el cual se oró desarrolló muchísimas menos complicaciones y murieron menos de ellos.

Y del Pastor Waymon Rodgers quién fundó el Centro de Vida Cristiana en Louisville, Kentucky, a comienzos de los ochenta. El Centro creció hasta 500 personas, pero entonces decreció de forma abrupta a unas 200. Rodgers se desanimó y comenzó a buscar otra iglesia. Entonces vino una palabra de

Dios: «Te he llamado a Louisville, y te daré las llaves de la ciudad».
Resultó que la llave era la oración. Rodgers, que ahora está con el Señor, retó a 7 diáconos para que oraran con él 1 hora al día. Presentó la necesidad a la congregación y 100 de los 200 accedieron a orar regularmente por la iglesia. Comenzó a orar y mantuvo una cadena de oración 22 horas al día. La iglesia creció en fe y compró 154 hectáreas para instalar una montaña de oración estilo coreana con grutas de oración, cuartos estilo motel y una capilla. Designaron cada jueves como día de oración y ayuno.
En el Centro de Vida Cristiana, la oración no era mera retórica, era acción viva. La iglesia cambió casi instantáneamente. Creció casi a 2.000 y luego a 6.000. Para ese entonces se había convertido en el centro desde el cual se plantaron 55 nuevas iglesias en el estado.
Prueba la oración.
La oración es poderosa.

¡Da resultados!

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