miércoles, 13 de noviembre de 2013

En un desierto de odio, hay un oasis de amor


Mateo 26:36 al 46

Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.
Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.
Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.
Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?
Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.
Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.
Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.
Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.

La oración, primero, te lleva a la victoria interna:

Qué dolor y tristeza, sintió Jesús hasta que empieza a hablar con Dios y a orar; entonces todo vuelve a estar bien.

 Fue a Getsemaní a oscuras, y salió con luz, porque había hablado con Dios.

Fue a Getsemaní en agonía, y salió de allí en victoria y con paz en el alma, porque había hablado con Dios.

Hágase tu voluntad puede ser resignación impotente, como el que se sabe en las garras de un poder contra el que no puede luchar. Esas palabras pueden indicar la muerte de la esperanza.

Hágase tu voluntad puede ser una rendición total, en reconocimiento de una derrota completa.

Hágase tu voluntad puede ser un tono de frustración porque el sueño que se esperaba no se va a realizar. Estas palabras pueden ir cargadas de desilusión y hasta rabia, porque no hay nada que se pueda hacer.

Hágase tu voluntad puede ser acento de una confianza perfecta. Así es como lo dijo Jesús. Estaba hablando con Uno que es un Padre, con un Dios cuyos brazos eternos le sostenían y rodeaban aun en la cruz. Se sometía, pero a un amor que no le dejaría.

En segundo lugar, la oración, te lleva a la acción:

«Levantémonos -dijo-, la hora de la oración y la hora del huerto ha pasado. Ahora es la hora de la acción.

Enfrentémonos con la vida y con los hombres en su aspecto más terrible.»

Jesús Se levantó de la posición arrodillada para emprender la batalla de la vida.

Para eso está la oración.

En la oración, una persona se arrodilla delante de Dios para poder estar erguido ante los hombres y las circunstancias de la vida:

En la oración una persona entra en el Cielo para poder aguantar las batallas de la Tierra.

Hebreos 5: 7 al 10

Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte,(E) fue oído a causa de su temor reverente.
Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;
y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec


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