domingo, 28 de julio de 2013

Características de una Iglesia


Hechos 2:42-47
Los creyentes dedicaban tiempo a recibir la enseñanza de los apóstoles, a estar en comunión con los hermanos, a participar juntos de las comidas y a la oración. Todos tenían una actitud reverente, y el poder de Dios se manifestaba en muchas cosas que hacían los apóstoles. Todos los creyentes se mantenían unidos, y lo tenían todo en común. Solían vender sus bienes y posesiones, y repartir el producto según la necesidad de cada uno. Iban juntos todos los días a participar del culto en el Templo, y compartían los alimentos comiendo juntos en las casas con alegría y generosidad de corazón. Siempre estaban alabando a Dios, y a todo el pueblo le caían bien. Y el Señor iba añadiendo a su número los que se iban salvando cada día.

Era una iglesia que aprendía. La palabra doctrina del versículo 42 en la versión Reina-Valera no es pasiva, sino activa. La frase quiere decir que dedicaban tiempo y prestaban atención a lo que los apóstoles enseñaban. Uno de los grandes peligros de la Iglesia es caer en una religiosidad estática que mira hacia atrás en lugar de adelante. Precisamente porque las riquezas de Cristo son inescrutables e inagotables debemos ir siempre hacia adelante. El cristiano se dirige, como la luz de la aurora, hacia una plenitud que no se alcanza en esta vida (Pro_4:18 ). Debemos considerar que hemos perdido el día si no hemos aprendido en él nada nuevo ni hemos profundizado en la sabiduría y en la gracia de Dios.

Era una iglesia en comunión. Estaba como indica la expresión, de consuno. Nelson atribuyó una de sus victorias al hecho de que «tuvo el privilegio de dirigir a una compañía de hermanos.» La iglesia es sólo lo que debe ser cuando es una compañía de hermanos unidos en el amor de nuestro Padre Dios.

Era una iglesia que oraba. Los primeros cristianos sabían que no podían, ni tenían por qué enfrentarse con la vida dependiendo exclusivamente de sus propias fuerzas. Siempre hablaban con Dios antes de hablar con los hombres; siempre buscaban a Dios antes de salir al mundo; podían soportar los problemas de la vida porque habían estado en la presencia de Dios.

Era una iglesia reverente. En el versículo 43, la palabra que la versión Reina-Valera traduce correctamente temor encierra la idea de respeto y reverencia. Se decía de un griego famoso, que se movía por el mundo como el que está en un templo. El cristiano vive reverentemente porque sabe que siempre está en la presencia de Dios, y que cualquier lugar es «casa de Dios y puerta del Cielo».

Era una iglesia en la que sucedían cosas. Había señales y maravillas (versículo 43). Si esperamos grandes cosas de Dios y emprendemos grandes cosas por Dios, sucederán cosas. Cuando muere la fe mueren también los resultados. Sucederían más cosas en la iglesia si creyéramos que Dios puede y quiere hacer con nosotros que sucedan.

Era una iglesia solidaria (versículos 44 y 45). Aquellos primeros cristianos tenían un fuerte sentido de responsabilidad mutua. Se decía de William Morris que no podía ver a un borracho sin sentirse personalmente responsable. El que es cristiano de veras no puede soportar tener demasiado cuando otros pasan necesidad.
Hechos 4:32  Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.
Era una iglesia que daba culto a Dios (versículo 46). No se olvidaban los primeros cristianos de frecuentar la casa de Dios. Debemos recordar que «Dios no reconoce una religión solitaria.» La mitad de la emoción que sentimos en un concierto o en una competición deportiva es porque nos encontramos entre mucha gente con la que compartimos el interés y la experiencia. El Espíritu de Dios se mueve sobre el pueblo de Dios que Le da culto.
Era una iglesia feliz (versículo 46). Tenía regocijo. Una iglesia lúgubre es una contradicción. En lo íntimo del corazón de los cristianos hay un gozo que nadie ni nada nos puede quitar y debemos demostrarlo.

Era una iglesia de personas simpáticas. Hay dos palabras en griego para bueno. Una es agathós, que describe una cosa o persona simplemente como buena. Y hay otra, que es kalós, que quiere decir que la cosa o persona no sólo es buena, sino agradable; que tiene una gracia que conquista el alma. En español decimos a veces de alguien que es «una bellísima persona.» El verdadero cristiano es alguien así. Hay bastantes personas que son buenas pero tienen una veta antipática de dureza. Uno no iría a llorar en su hombro. Son lo que alguien llamaba «cristianos iceberg». Lo que ayudaría a la iglesia más que ninguna otra cosa sería que los cristianos tuvieran de vez en cuando detalles simpáticos. En la Iglesia Primitiva el pueblo de Dios tenía esa gracia.


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