Hechos 2:42-47
Los creyentes
dedicaban tiempo a recibir la enseñanza de los apóstoles, a estar en comunión
con los hermanos, a participar juntos de las comidas y a la oración. Todos
tenían una actitud reverente, y el poder de Dios se manifestaba en muchas cosas
que hacían los apóstoles. Todos los creyentes se mantenían unidos, y lo tenían
todo en común. Solían vender sus bienes y posesiones, y repartir el producto
según la necesidad de cada uno. Iban juntos todos los días a participar del
culto en el Templo, y compartían los alimentos comiendo juntos en las casas con
alegría y generosidad de corazón. Siempre estaban alabando a Dios, y a todo el
pueblo le caían bien. Y el Señor iba añadiendo a su número los que se iban
salvando cada día.
Era una iglesia que aprendía. La palabra doctrina del
versículo 42 en la versión Reina-Valera no es pasiva, sino activa. La frase
quiere decir que dedicaban tiempo y prestaban atención a lo que los apóstoles
enseñaban. Uno de los grandes peligros de la Iglesia es caer en una
religiosidad estática que mira hacia atrás en lugar de adelante. Precisamente
porque las riquezas de Cristo son inescrutables e inagotables debemos ir
siempre hacia adelante. El cristiano se dirige, como la luz de la aurora, hacia
una plenitud que no se alcanza en esta vida (Pro_4:18
). Debemos considerar que hemos perdido el día si no hemos aprendido en él
nada nuevo ni hemos profundizado en la sabiduría y en la gracia de Dios.
Era una iglesia en comunión. Estaba como indica la
expresión, de consuno. Nelson atribuyó una de sus victorias al hecho de
que «tuvo el privilegio de dirigir a una compañía de hermanos.» La iglesia es
sólo lo que debe ser cuando es una compañía de hermanos unidos en el amor de
nuestro Padre Dios.
Era una iglesia que oraba. Los primeros cristianos sabían
que no podían, ni tenían por qué enfrentarse con la vida dependiendo
exclusivamente de sus propias fuerzas. Siempre hablaban con Dios antes de
hablar con los hombres; siempre buscaban a Dios antes de salir al mundo; podían
soportar los problemas de la vida porque habían estado en la presencia de Dios.
Era una iglesia reverente. En el versículo 43, la palabra
que la versión Reina-Valera traduce correctamente temor encierra la idea
de respeto y reverencia. Se decía de un griego famoso, que se movía por el
mundo como el que está en un templo. El cristiano vive reverentemente porque
sabe que siempre está en la presencia de Dios, y que cualquier lugar es «casa
de Dios y puerta del Cielo».
Era una iglesia en la que sucedían cosas. Había señales y maravillas
(versículo 43). Si esperamos grandes cosas de Dios y emprendemos grandes cosas
por Dios, sucederán cosas. Cuando muere la fe mueren también los resultados.
Sucederían más cosas en la iglesia si creyéramos que Dios puede y quiere hacer
con nosotros que sucedan.
Era una iglesia solidaria (versículos 44 y 45). Aquellos primeros
cristianos tenían un fuerte sentido de responsabilidad mutua. Se decía de
William Morris que no podía ver a un borracho sin sentirse personalmente
responsable. El que es cristiano de veras no puede soportar tener demasiado
cuando otros pasan necesidad.
Hechos 4:32 Y la multitud de los que
habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada
de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder
los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante
gracia era sobre todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado;
porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio
de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada
uno según su necesidad.
Era una iglesia que daba culto a Dios (versículo 46). No se olvidaban los
primeros cristianos de frecuentar la casa de Dios. Debemos recordar que «Dios
no reconoce una religión solitaria.» La mitad de la emoción que sentimos en un
concierto o en una competición deportiva es porque nos encontramos entre mucha
gente con la que compartimos el interés y la experiencia. El Espíritu de Dios
se mueve sobre el pueblo de Dios que Le da culto.
Era una iglesia feliz (versículo 46). Tenía regocijo. Una iglesia lúgubre es una
contradicción. En lo íntimo del corazón de los cristianos hay un gozo que nadie
ni nada nos puede quitar y debemos demostrarlo.
Era una iglesia de personas simpáticas. Hay dos palabras en griego para bueno. Una
es agathós, que describe una cosa o persona simplemente como buena. Y hay
otra, que es kalós, que quiere decir que la cosa o persona no sólo es
buena, sino agradable; que tiene una gracia que conquista el alma. En español
decimos a veces de alguien que es «una bellísima persona.» El verdadero
cristiano es alguien así. Hay bastantes personas que son buenas pero tienen una
veta antipática de dureza. Uno no iría a llorar en su hombro. Son lo que
alguien llamaba «cristianos iceberg». Lo que
ayudaría a la iglesia más que ninguna otra cosa sería que los cristianos
tuvieran de vez en cuando detalles simpáticos. En la Iglesia Primitiva el
pueblo de Dios tenía esa gracia.
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