lunes, 29 de julio de 2013

La Palabra de Dios como fuerza dinámica y creadora a través de la cual se realiza su propósito


Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová:
He aquí he puesto mis palabras en tu boca.
Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.
Jeremías 1:9 y 10 

Se decía de los profetas que hacían lo que ellos predecían que había de hacerse, pues su palabra era palabra de Dios; y su palabra es su instrumento con que él hace todas las cosas.

Veamos Génesis 1.3: “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”;  con 2 de Cor. 4.6: “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”.

Salmo 33:6: Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos,
Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.,
Salmo 33:9 Porque él dijo, y fue hecho; El mandó, y existió.

La palabra y el hecho son para él una misma cosa. Lo que su profeta dice es tan cierto como si ya estuviese hecho. La conciencia del profeta estaba tan absorbida por la de Dios, tan íntimamente unido se sentía con Dios, que las palabras y los hechos de Jehová se describen como suyos.

En el cap. 31:28, se representa a Dios haciendo lo mismo que se dice aquí que hace Jeremías: Y así como tuve cuidado de ellos para arrancar y derribar, y trastornar y perder y afligir, tendré cuidado de ellos para edificar y plantar, dice Jehová.

Jeremías 18:7 En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para arrancar, y derribar, y destruir.;

Tocó sobre mi boca —Acto simbólico en una visión supernatural, el que da a entender que Dios le daría al Profeta la facilidad de expresión, no obstante su inhabilidad para hablar. De la misma manera fueron tocados los labios de Isaías, con el carbón encendido (Isa_6:7).

Te he puesto—liter., te he nombrado para vigilar. Tenía que vigilar las naciones, y predecir su destrucción o restauración, según fuera su conducta, buena o mala.

Arrancar—(Mat_15:13): Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada.

Derribar—cambio de la metáfora por una de la arquitectura
2 Cor_10:4) porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. En el original hay un juego de palabras: Linthosh, Linthotz, en hebreo, por arrancar … derribar.

Para erradicar, y para derribar, y para destruir, y para echar abajo, es decir, para predecir que ese reino y nación debe erradicarse allí, como un árbol o planta que es arrancado de raíz, y que tal una persona debe ser tirado, y derribada y destruida, como un edificio.

Edificar… plantar—ha de restaurarlos, previo arrepentimiento.

Se muestra lo que es la autoridad de los verdaderos ministros de Dios, que por su palabra tiene poder de tirar lo que se levanta contra Dios, y para sembrar y afirmar a los que se entregan a la obediencia a la palabra de Dios, (2 Co_10 :4-5; Heb_4: 12), y estas son las llaves que Cristo ha dejado a perder y se unen, (Mat_18: 18).

Sus predicciones habían de ser principalmente y en primer lugar inexcusables; en consecuencia, se pone primero la destrucción de las naciones, y con mayor variedad de términos que al hablar de su restauración.

En este sentido, arrancados de raíz, derribadas y destruidas declara el juicio de Dios.

Construir y plantar - declaran las promesas de su misericordia.

No solo debemos estar moralizados, sino también espiritualizados. No solo debemos reformarnos: debemos nacer de nuevo.

Lo malo de la religión vacía es que puede “limpiar”  exteriormente a una persona prohibiéndole todas las malas acciones, pero no la puede mantener limpia.

No basta con echar al mal; hay que dejar entrar al bien.

Si se arranca de la vida una clase de acción, hay que sustituirla con otra, es decir plantar, porque la vida no puede estar vacía.



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