Y
extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová:
He aquí
he puesto mis palabras en tu boca.
Mira
que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y
para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.
Jeremías 1:9 y 10
Se
decía de los profetas que hacían lo que ellos predecían que había
de hacerse, pues su palabra era palabra de Dios; y su palabra es su instrumento
con que él hace todas las cosas.
Veamos
Génesis 1.3: “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”; con 2 de Cor. 4.6: “Porque Dios, que mandó que
de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros
corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de
Jesucristo”.
Salmo 33:6:
Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos,
Y todo
el ejército de ellos por el aliento de su boca.,
Salmo 33:9
Porque él dijo, y fue hecho; El mandó, y existió.
La
palabra y el hecho son para él una misma cosa. Lo que su profeta dice es
tan cierto como si ya estuviese hecho. La conciencia del profeta estaba
tan absorbida por la de Dios, tan íntimamente unido se sentía con Dios, que las
palabras y los hechos de Jehová se describen como suyos.
En el
cap. 31:28, se representa a Dios haciendo lo mismo que se dice aquí que hace
Jeremías: Y así como tuve cuidado de ellos para arrancar y derribar, y
trastornar y perder y afligir, tendré cuidado de ellos para edificar y plantar,
dice Jehová.
Jeremías
18:7 En un instante hablaré contra pueblos y contra
reinos, para arrancar, y derribar, y destruir.;
Tocó
sobre mi boca —Acto simbólico en una visión
supernatural, el que da a entender que Dios le daría al Profeta la facilidad de
expresión, no obstante su inhabilidad para hablar. De la misma manera
fueron tocados los labios de Isaías, con el carbón encendido (Isa_6:7).
Te he
puesto—liter., te he nombrado para vigilar.
Tenía que vigilar las naciones, y predecir su destrucción o restauración, según
fuera su conducta, buena o mala.
Arrancar—(Mat_15:13): Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre
celestial, será desarraigada.
Derribar—cambio de la metáfora por una de la arquitectura
2 Cor_10:4) porque las armas de
nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas. En el original hay un juego de palabras: Linthosh, Linthotz, en
hebreo, por arrancar … derribar.
Para erradicar, y para derribar, y para destruir,
y para echar abajo, es decir, para predecir
que ese reino y nación debe erradicarse allí, como un árbol o planta que es
arrancado de raíz, y que tal una persona debe ser tirado, y derribada y
destruida, como un edificio.
Edificar…
plantar—ha de restaurarlos, previo
arrepentimiento.
Se
muestra lo que es la autoridad de los verdaderos ministros de Dios, que por su
palabra tiene poder de tirar lo que se levanta contra Dios, y para sembrar y afirmar
a los que se entregan a la obediencia a la palabra de Dios, (2 Co_10 :4-5;
Heb_4: 12), y estas son las llaves que Cristo ha dejado a perder y se unen,
(Mat_18: 18).
Sus
predicciones habían de ser principalmente y en primer lugar inexcusables; en
consecuencia, se pone primero la destrucción de las naciones, y con mayor
variedad de términos que al hablar de su restauración.
En
este sentido, arrancados de raíz, derribadas y destruidas declara el juicio de Dios.
Construir
y plantar - declaran las promesas de
su misericordia.
No
solo debemos estar moralizados, sino también espiritualizados. No solo debemos
reformarnos: debemos nacer de nuevo.
Lo malo de la religión vacía es que puede
“limpiar” exteriormente a una persona
prohibiéndole todas las malas acciones, pero no la puede mantener limpia.
No basta con echar al mal; hay que dejar entrar al bien.
Si se arranca
de la vida una clase de acción, hay que sustituirla con otra, es decir plantar, porque
la vida no puede estar vacía.
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