miércoles, 3 de agosto de 2016

Digamos siempre la verdad

Efesios 4:25
Así que dejen
de decir mentiras.
Digamos siempre la verdad
a todos porque nosotros
somos miembros
de un mismo cuerpo.

La mentira en sus usos y costumbres está muy extendida.
El engaño, el fraude y la falsedad atentan contra nuestra existencia.
La mentira es del viejo hombre.
No sólo somos iguales.
No sólo somos hermanos.
Somos miembros de un mismo cuerpo.
Del sagrado cuerpo de Cristo
El Cuerpo nos aúna.
El Cuerpo nos hace llegar a ser «uno».
Pero la mentira separa,
introduce murallas.
La mentira ofende al hermano y a todo el conjunto y a Cristo, su cabeza.
Prohibe la mentira, porque este pecado de la lengua corrompe la verdad.
Mentirle a otro quebranta la unidad, crea conflicto y destruye la confianza. Rompe las relaciones y conduce a una guerra abierta en la iglesia.
El cinto de la verdad.
Porque estamos unidos a Cristo.


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