domingo, 8 de octubre de 2017

La fe, la causa de nuestra “locura”



El siguiente es el texto original de un famoso anuncio de televisión.
Esto es para los locos. Los inadaptados. Los rebeldes. Los alborotadores. Las clavijas redondas en agujeros cuadrados. Los que ven las cosas de otra manera.
No son aficionados a las reglas y no tienen ningún respeto por lo establecido. Puedes alabarlos, puedes no estar de acuerdo con ellos, puedes citarlos, puedes no creer en ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Pero la única cosa que no puedes hacer es ignorarlos. Porque ellos cambian las cosas.
Ellos inventan. Ellos imaginan. Ellos curan. Ellos exploran. Ellos crean. Ellos inspiran. Ellos impulsan la humanidad hacia delante.
Quizás tienen que estar locos. ¿Cómo si no puedes enfrentarte a un lienzo vacío y ver una obra de arte? ¿O sentarte en silencio y escuchar una canción que nunca ha sido escrita? ¿O contemplar un planeta rojo y ver un laboratorio sobre ruedas?
Mientras algunos les ven como los locos, nosotros vemos genios.
Porque la gente que está lo suficientemente loca como para pensar que pueden cambiar el mundo, son los que lo hacen.

Agrego, los hombres de fe son los cambian al mundo.

¿Qué es la fe?

Hebreos 11:1
La fe es la certeza
de lo que se espera,
la convicción de lo
que no se ve.
Tener fe es estar
seguro de aquello
que esperamos;
es creer en algo
que no vemos.

Romanos 8:25
Esperamos lo que
no vemos.

Jesús dijo
bienaventurados los
que sin ver creyeron.

El creyente
anda por fe
y no por vista.

En Hebreos 11,
la lista personal
se vuelve general!

Hebreos 11:33 al 40
que por fe
conquistaron reinos, 
hicieron justicia, 
alcanzaron promesas, 
taparon bocas de leones,
apagaron fuegos impetuosos, 
evitaron filo de espada, 
sacaron fuerzas de debilidad, 
se hicieron fuertes en batallas, 
pusieron en fuga ejércitos extranjeros.
Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; 
mas otros fueron atormentados, 
no aceptando el rescate, 
a fin de obtener mejor resurrección.
Otros experimentaron vituperios y azotes, 
y a más de esto prisiones y cárceles.
Fueron apedreados, 
aserrados, 
puestos a prueba, 
muertos a filo de espada; 
anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, 
pobres,  angustiados,  maltratados;
de los cuales el mundo no era digno; 
errando por los desiertos, 
por los montes,  por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
Y todos éstos,  aunque alcanzaron
buen testimonio mediante la fe, 
no recibieron lo prometido;
proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, 
para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.

Muchos creyentes del
Antiguo Testamento,
y qué firme era su fe!

Hoy, ¿pocos creyentes
y con débil fe?

Es una fe que te permite
hacer grandes cosas
pero, a la vez, te impide
pensar cosas grandes
acerca de ti mismo.

Es una fe que recurre
a Dios en todos los peligros
y dificultades.

Por fe, vencerás
al león rugiente
que anda buscando
a quien devorar.

La fe dura hasta el final,
y al morir, te da la victoria
sobre la muerte y
sobre todos sus
enemigos mortales,
como a Sansón.

La fe te hará reconocer
a Dios en todos sus caminos.

La fe te hará atrevido
y valiente en
una causa buena.

La fe te capacitará
para servir a Dios y
a tu generación.

Por fe tenemos el
consuelo de las promesas.

Por fe somos preparados
a esperar las promesas
y a recibirlas a su debido tiempo.

La fe no quita las dificultades,
pruebas o tragedias.

La misma fe que permite
a algunos librarse de problemas,
ayuda a otros a soportarlos.

La misma fe que salva a
algunos de la muerte,
permite a otros
enfrentarla
victoriosamente.

La fe no es un puente
que se eleva sobre
aguas turbulentas,
sino un paso
a través de ellas.

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