sábado, 29 de abril de 2017
Configurando lo que es un discípulo
1.
Nuevo altar
YO
MI
MIÓ
YO MISMO
2.
¿Qué quieres de Dios?
Compro tres dólares de DIOS.
Quiero comprar tres dólares
de Dios, por favor
Me gustaría comprar
solo un poquito de Dios.
Que no sea lo suficiente
para explorar mi alma o
que no me robe el sueño
No quiero lo suficiente
como para que tome
el control de mi vida
Solo lo suficiente como
para calmar el dolor
de mi culpa
Me gustaría comprar
solo 3 dólares de Dios,
por favor
Que me ayude a tener
solo un poquito de amor
No lo suficiente para amar
a una persona de color
ni a recoger remolachas
con los labradores.
No lo suficiente como
para que me cambie
el corazón
Quiero lo suficiente
de Dios que me haga
ir a la iglesia cuando
tenga tiempo o cuando
me dé la gana
Quiero éxtasis
no transformación,
quiero el calor del vientre
pero no quiero
nacer de nuevo.
Quiero comprar 3 dólares
de eternidad en una
bolsa de papel,
con garantía o que me
reembolsen la inversión.
Como ven, solo quiero
comprar tres dólares de Dios.
Poema de Wilbur Rees
3.
¿Quién te elogia?
Ulrich Parsani,
En 1998, fue distinguido
en Alemania por su trabajo
con los jóvenes.
¿Qué dijo?
“Señor, a ti te persiguieron
Y te crucificaron
Y a mí me elogian,
¿Qué hice mal, Señor?
4.
Yo soy un discípulo
de Jesús
Yo soy parte de los
que no serán
avergonzados nunca.
Tengo el poder
del Espíritu Santo.
Mi suerte ha sido echada
y he cruzado la línea de riesgo,
he tomado la decisión:
Soy un discípulo de Jesús.
No cedo, ni retrocedo,
ni disminuyo la velocidad,
ni me detengo,
ni miro hacia atrás.
Mi pasado ha sido redimido,
mi presente es bueno
y mi futuro está asegurado.
He cesado con el vivir
la vida ligera,
he terminado con el
pasear como turista
por la experiencia humana,
con los planes pequeños,
con el tener las rodillas suaves,
con los sueños en blanco y negro,
con las visiones limitadas,
con el hablar mundano,
la tacañería al dar
y con el posponer
los proyectos para otra ocasión.
Ya no requiero de la
adulación de la gente,
ni me domina la ambición
por cosas materiales,
no necesito ser reconocido
a la fuerza, ni me inquieta
el no ganar concursos
de popularidad.
No tengo que tener
la razón, ni ser el primero,
ni ser alabado, considerado
o recompensado.
Ahora vivo por la fe,
me apoyo en Dios,
camino pacientemente,
me levanta el ánimo
la oración y me apasiona
trabajar para el Señor.
Mi vista está fija,
mi paso es rápido,
mi meta es el cielo,
mi sendero es áspero,
mi pulso es firme,
mi destino es Cristo;
el camino es angosto,
los compañeros pocos.
Mi guía es confiable,
la misión clara.
No puedo ser sobornado,
ni desviado, ni derrotado.
Fracasan los que
intentan detenerme.
No me intimida el sacrificio,
no me agotan los reveses,
ni el enemigo me hace vacilar.
No entro en negociaciones
de paz con el adversario,
ni me siento a su mesa,
ni medito en sus éxitos,
ni me atrae su mediocridad.
No me rendiré, no callaré,
ni cesaré hasta que haya
perseverado totalmente,
orado sin cesar y
gastado mi vida
en servir a Dios.
Yo soy un discípulo
de Jesucristo.
Debo ir hasta que
Él regrese;
dar hasta que lo haya
dado todo, predicar
hasta que todos sepan y
trabajar hasta que
él me detenga.
Y cuando Él regrese
por los suyos,
no tendrá dificultad
en reconocerme,
mi bandera estará
en alto y reluciente.
Mateo 28.19
Por lo tanto, vayan
y hagan discípulos de
todas las naciones,
bautizándolos en el
nombre del Padre y
del Hijo y del
Espíritu Santo.
Configurando lo que
es un discípulo
DECLARACIÓN
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