Hebreos 12:16
no sea que haya algún fornicario,
o profano,
como Esaú,
que por una sola comida vendió su primogenitura.
No seas como Esaú que arrojó de sí su privilegio espiritual por satisfacer su paladar: rechazó la bendición de Dios.
Y ¿por qué lo hizo?
¡Por un plato de comida!
Lo pequeño del acto de incitación, solamente agrava la culpabilidad de tirar la eternidad por algo tan barato.
Un solo acto muchas veces tiene el poder mayor o para bien o para mal.
Esaú tenía el alto privilegio espiritual de ser el antecesor de la prometida simiente, y heredero de las promesas en él.
Hoy, tú, como hijo de Dios, tienes los derechos espirituales de primogenitura.
No los pierdas, ni por poco, ni por mucho.
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