(Salmos 1:3)
"Será como árbol plantado junto a corrientes de agua,
Que da su fruto en su tiempo,
y su hoja no cae;
y todo lo que hace prosperará."
Los dones son instantáneos, pues es Dios quien los da. Pero
el fruto no es instantáneo, debemos trabajar y esperarlos con paciencia para verlos.
Por ejemplo, los discípulos salieron a reprender demonios y
sanar enfermos instantáneamente, pero al mismo tiempo pidieron que descendiera
fuego del cielo para matar a los que no creían.
Los milagros sucedieron al instante, pero no fue producido
fruto del Espíritu Santo en ellos.
No podemos establecer una medida para todos, pues no todos
maduran y dan fruto según alguien en particular lo da.
Tampoco podemos gloriarnos
después de haber dado fruto, pues sería otra obra de la carne.
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