Dame, pues, ahora este monte...”
Josué 14:6-14
Caleb toma la palabra delante de Josué, son los únicos
mayores de veinte años que salieron de Egipto que entraron en la Tierra
prometida.
Para Caleb parece que los años no han pasado; se ve
tan fuerte, tan lúcido, tan aferrado a la promesa que Jehová había hecho a su
favor, hace cuarenta y cinco años antes.
El secreto de la vitalidad de Caleb es haber cumplido
siguiendo a “Jehová su Dios”.
Ni su mente, ni su fe están viejas.
En estos días donde abundan los desertores, los que
defraudan, los que niegan con sus hechos la fe que predican, los que causan
tropiezos a los pequeños.
Aprendamos de uno que no pidió vacaciones, pidió pelear,
pidió hacer guerra.
Más años, más firmeza, más resolución, más deseo de
conquista.
Dijo: Dame el monte de los gigantes.
Vio a los gigantes, pero también vio al Dios Todopoderoso.
Deja de llorar,
ve a
conquistar la dificultad más grande,
la valla más alta,
el problema más grande.
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