El poder que tienen las palabras de
la Fe - Parte XIII
Un toque de fe cierra un proceso
Marcos 5.24
Y fue con él, y le
seguía gran compañía, y le apretaban.
25, -26.
Y una mujer… había
sufrido mucho de muchos médicos
y había gastado todo lo que tenía, y
nada había aprovechado, antes le iba peor
27.
Como oyó hablar de
Jesús, llegó por detrás entre la compañía y tocó su vestido
28.
Porque decía: Si tocare tan solamente su vestido, seré salva
29.
Y luego la fuente de su sangre se secó
30.
Y luego Jesús, conociendo en sí mismo la
virtud que había salido de él…
Lo que más me impresiona de esta mujer es la capacidad
de arrebatar la bendición.
Se agiganta con este toque, no necesitó un abrazo, ni
una palabra, ni que la ministren, ni la oración, ni el ayuno, ni la imposición de manos…
Sólo tocar el manto… pura gracia.
Se ve que aunque había gastado todo lo que tenía
materialmente aún le quedaba la fe.
Al oír de Jesús dijo, dijo, dijo:
“Si sólo toco su manto…”
Superó su mentalidad de fracaso, más de doce años
intentando detener su fuente de sangre…
Superó su estructura religiosa, pasó por arriba de la
ley ceremonial, porque no debía tocar a un hombre…
Superó toda postergación, no sólo estaba discriminada
por inmunda sino muy pobre y enferma.
Vio a Jesús y se zambulló a la fe.
¿Qué obtuvo?
Activó la fuente de la virtud.
Salió virtud de Jesús…
E inmediatamente salió la enfermedad de su cuerpo, su
fuente se secó
Un toque de fe cierra un proceso de muchos años.
¿Qué esperas?
El contacto voluntario, guiado por una fe
viva, es el único medio para alcanzar la virtud salvadora que Jesús ofrece.
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